No suelo hablar de política o similar aquí. Tampoco sé si esto es política exactamente o es política y algo más. Las declaraciones del sr. Wert realizadas ayer en el Congreso me causaron perplejidad e indignación. Primero porque los que llevaban años quejándose de que Educación para la Ciudadanía adoctrinaba nos salen ahora con esto. A mí no me gustaba la EpC, pero era más bien por sus contenidos, excesivamente ligeros. Lo mismo me pasa cuando en cada reforma de planes de estudio (ahora hablo de la Facultad) nos queda menos tiempo para explicar lo más básico mientras cosas mucho más evanescentes pasan a adquirir categoría académica en forma de asignatura. Volviendo a la EpC, a mí me hubiera gustado más que todas las energías dedicadas a discutir sobre esa asignatura se hubieran canalizado en pensar como mejorar el nivel de matemáticas o idiomas en nuestras escuelas. Soy padre de dos niños que estudian en el sistema público catalán. Entre nosotros hablamos castellano en casa, aunque ellos hablan catalán entre sí y con su madre. Así que en la cena unos y otros hablamos en lenguas distintas según a quien nos dirijamos. Eso, que me sorprendía hace años, es lo más normal. Los padres de sus compañeros son catalanes -de tres generaciones, nacidos aquí de padres no catalanes o llegados de pequeños-. También son gente que ha venido aquí en su vida adulta: argentinos, riojanos, gallegos o granaínos. Todos esos niños hablan los dos idiomas perfectamente -y por lo que se ve, lo escriben igual de bien o de mal que otros-. No creo que ninguno de esos niños necesita que le españolicen. Pero no solo eso, es que es absurdo pensar que porque haya unos contenidos determinados los niños van a cambiar su percepción del mundo. Simplificando, un niño de Sarriá o L’Hospitalet, por ejemplo, tendrá ya desde su casa una concepción determinada del mundo que viene mucho más impuesta por su entorno que por estudiar los Reyes Godos en vez de Jaume I (no sé si Wert se refiere a eso exactamente). Lo mismo pasa con uno de Vic o Manresa. Esta discusión en estos días genera ahora intercambio de flechas ardiendo y nos vamos a acabar quemando todos.
Para mí el señor Wert se ha devaluado, ha echado gasolina al fuego y ha llevado la discusión a un punto poco problemático en la realidad, dejando de lado lo que verdaderamente importa. Los contenidos, las ratios, las bajas que quedan sin cubrir, los martillazos a los cimientos del sistema público … una race to the bottom que nos va a llevar a la fosa de las Marianas. De rebote, al trasladar el foco de la discusión, libera de responsabilidad a la señora Rigau, consellera catalana cuya gestión no me gusta nada (de nuevo lo mismo, contenidos, ratios, bajas sin cubrir …).
Yo si estuviera en campaña iría con un lema por delante: Es la educación estúpido
11 octubre 2012 a las 11:14 am |
Totalmente de acuerdo. Mientras no se centre cualquier reforma en poner en valor la educacion en todos sus niveles y en asegurar igualdad de oportunidades efectivas, apoyo a la progresion, y premio al merito y a la excelencia, no vamos a ninguna parte (con independencia de la ideologia que pretenda marcar el rumbo).
11 octubre 2012 a las 7:25 pm |
Pues sí Albert, de acuerdo en lo que dices. Es curioso este otro análisis -que no había leído, claro- que usa palabras como perplejidad, fuego con gasolina …
http://politica.elpais.com/politica/2012/10/10/actualidad/1349893993_093731.html
12 octubre 2012 a las 11:55 am |
Si los analisis confluyen…
15 octubre 2012 a las 5:06 pm |
Muchas gracias y enhorabuena por tu blog. Lástima que no dedicaras una entrada también a la consejera de educación de Cataluña que también habló de catalanizar a los niños. Tanto uno como otro, igual de equivocados aunque es evidente que el peso del Ministro es mayor.
15 octubre 2012 a las 6:31 pm |
Gracias Angel. Algo dejé apuntado de la opinión que me merece la labor de la consejera, y sí, unos y otros se equivocan.